viernes, 13 de diciembre de 2013

Bullying, el nuevo fenómeno escolar

Reportajes/@betsabeRG

El maltrato, la burla, la humillación y el acoso, están ahí,  aumentando, pero no hay quien se atreva a decir algo y, como un callejón, sin salida decenas de niños en nuestras escuelas se encierran en un rincón de sus vidas, por ser víctimas de eso que hoy conocemos como bullying.  
El bullying o acoso escolar es el ejercicio del dominio sobre una persona que es considerada vulnerable, por alguna característica física o mental. Generalmente, hay un líder que estimula la agresión de un pequeño grupo sobre otro compañero, el más ῾bobito’, el más ῾gordito’ o aquellos que suelen ser diferentes por su condición racial, sexual e incluso por tratarse de alguien sobresaliente en sus notas.

Para la psicóloga Aminta Mendoza, el bullying es una combinación entre la agresividad, la agresión y la violencia. “Cuando hablamos de agresividad nos referimos a aquellas actitudes de la persona cuando se encuentran en un momento de frustración, por no conseguir algo o en un enfrentamiento personal; mientras que la agresión es el acto como tal y que, por supuesto, va acompañado de la agresividad, a esto se le añade la violencia que es cuando el ataque va con una intensidad más elevada que, por ejemplo, cuando se llega a dar golpes, patadas o daños con objetos; en el bullying están presentes estos tres elementos”.

A juicio de la experta, esta práctica que comienza a partir del segundo grado de primaria y que se ha vuelto cada vez más frecuente en los niveles de secundaria, podría llevarse a cabo de diferentes formas: sexual, verbal, psicológica y física.

A pesar de que el tipo de bullying más común es el verbal, que es cuando se expone a la víctima al escarnio público para evidenciar su debilidad y el físico, que obviamente son golpes, patadas y empujones; también está el sexual en el que se presentan casos de violaciones o asedios y en el psicológico se dan hostigamientos, manipulaciones y chantajes”, dijo Mendoza.

Factores incidentes

La adopción de este tipo de conducta en los niños es motivada por una serie de elementos que entran en juego: la familia, la crianza, los amigos, sus patrones de vida y el  factor más incidente, la pérdida de valores.            

“No necesariamente el niño debe convivir en un hogar violento para que desarrolle este tipo de actitudes, puede vivir en el más tranquilo de los hogares, pero los valores que está recibiendo no podrían ser los más adecuados. Como padres a veces enviamos mensaje a los hijos sin darnos cuenta del daño que les estamos haciendo “no quiero que te dejes golpear de nadie, porque si tú llegas aquí golpeado ya verás lo que te pasará”. Todo va a depender, siempre, de la formación que el niño tenga en valores”,  advirtió la orientadora Alba Fuenmayor.

La voraz evolución del mundo, entre otras cosas más, ha llevado a la pérdida de los valores, el desarrollo de la tecnología y los mensajes a los que están expuestos los niños y adolescentes en los medios de comunicación, han motivado enfáticamente la desenfrenada práctica del bullying en las escuelas.

“Existen una serie de factores que han hecho que crezca el bullying en las escuelas, por ejemplo, ahora las madres trabajamos y no estamos casi en casa, los avances tecnológicos, científicos y la alimentación, estos son elementos que han ido modificando el comportamiento de los niños de esta nueva era”, explicó Aminta Mendoza, psicóloga. Es evidente que quienes lo practican desean mantener este tipo de actos en la clandestinidad, que les garantice que nada ni nadie podrá acabar con eso que les hace sentir superiores al resto. Sin embargo, hay indicios que podrían orientar a los docentes y al personal directivo a descubrir que se encuentran ante la presencia de un niño bullying.

La docente Rosana Garí asegura que a pesar de que al niño agresor puede identificar a través de “gestos, miradas y palabras, con el simple hecho de que el alumno discrimine a otro eso podría ser una señal para estar más atentos y prevenir la situación”

Consecuencias

Ese sentimiento de soledad y desesperanza que produce el hecho de ser discriminado y humillado, por tener alguna característica diferente al resto, ocasiona inevitables consecuencias en la vida emocional, personal y social de la víctima.

Baja autoestima - que es la principal - miedo, fobia al colegio, ansiedad a la hora de estar frente a situaciones en las que se esté generando violencia e incluso hay quienes llegan a concretar el suicidio”, apuntó Garí.

Tras años de represión y acoso escolar, quienes han sido víctimas del hostigamiento podrían presentar algún tipo de comportamiento inadecuado o violento al enfrentarse a la sociedad fuera de la escuela y como una epidemia se va transmitiendo de un niño a otro.

Para Fuenmayor  todo niño que ha sido  violentado “en un momento dado se puede convertir en un líder violentador de niños menores que él, porque esto lo hará sentir poderoso y es la manera en la que se podrá defender. Por esa razón a la hora de tratar estos casos es necesario evaluar tanto al agredido como el agresor, pues todo eso es un sistema y no se pueden ver como cosas aisladas”,

Otros componentes

Al hablar de bullying no solo se está remitiendo al maltrato u hostigamiento que se presente entre los alumnos, este se puede establecer entre cualquiera de las personas que forman parte de la comunidad escolar. Jorge Urbina, psiquiatra del Hospital General del Sur de Maracaibo, indicó que tanto la familia, los alumnos, los obreros, los maestros y profesores “son componentes, con características psicológicas diferentes, pero que entran en juego en este tipo de actos violentos y por tanto se deben considerar”.

“Yo recuerdo que cuando era estudiante, aunque no sabíamos que eso se llamaba bullying, lo hacíamos con un profesor que era amanerado y cada vez que se volteaba a escribir le tirábamos algo. Sin embargo, esto no se presenta con todos los profesores, generalmente se debe tener unas características que lo hace atractivo”, contó.

Alto al bullying

La responsabilidad de erradicar este mal de las escuelas, está principalmente en la formación y el rescate de los valores,  así como también en la creación de un ambiente seguro y armónico en la escuela.

Garí advirtió que para disminuir el maltrato entre los alumnos, además de considerar importante el trabajo cooperativo, para reducir los índices de violencia y agresividad en la escuela, es necesaria “la formación y orientación a los padres sobre cómo hacer que el niño se integre y tenga aceptación sobre otros que pueden ser diferentes, que existe la diversidad, pero a pesar de eso todos pertenecemos a un mismo grupo y fuimos creados a imagen y semejanza de Dios”.

Hablar hoy día del Bullying es remitirse a miles de escolares alrededor del mundo que se esconden detrás de esta realidad, que al igual que otros males de la sociedad, no distingue entre raza, clases sociales, religiosas y económicas.


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