viernes, 7 de junio de 2013

Comentario Literario: Garcilaso de la Vega, el triste príncipe de los poetas (Parte 1)


Por: Elseny Martínez
Literatura/@elsenyelisel


No habría mejor forma de comenzar este comentario que con una breve introducción del Renacimiento europeo y cómo influyó en la vida y obra de los escritores de la época, pero me temo sería llover sobre mojado. Cualquier libro de Historia de la literatura, de Historia del arte o un manual de lengua y literatura explicaría mejor el contexto del siglo dorado de las Letras.

Desde aquí, con humilde y poco docto entender, trataré el sentir de un individuo como cualquier otro susceptible de pecar, airarse, llorar, desear y, sobre todo, amar intensamente; un mortal dotado con el no sé qué de la poesía, un don que pocos pueden entender.

Garcilaso de la Vega fue un hombre de armas y gran poeta, quizá el mejor del Renacimiento, su obra fue poca pero célebre no en vano el mundo lo reconoció como el príncipe de los poetas; sin embargo, sus escritos se publicaron después de su muerte.

Pero hoy me niego a verlo como el titán demoledor, el Cronos capaz de destruir y reconstruir un género, de parirlo, de recrearlo; sino como el poeta enamorado, sencillo, elegante, caballero cortés, y que se deshacía en suspiros y lágrimas, escribiendo versos para un amor prohibido: Isabel Freire, a quien dedicó casi la totalidad de su obra compuesta por ocho coplas, 40 sonetos, cinco canciones, dos elegías, tres odas latinas, tres églogas, tres cartas y su testamento. [i]

Lastimosamente nuestra sociedad actual confunde el significado de poesía con el hecho de trazar con un lápiz sobre papel, escribir muchos mensajes de texto o encontrar frases bonitas de amor en la Internet y enviarlas para conquistar a un corazón pretendido.

Incluso existen artistas del género urbano musical en boga que solo por cantar “Por ti me he vuelto un poeta”, creen ser los padres del romanticismo o, aún peor, del difícil arte de escribir poesía. Vientos pasajeros olvidados con el tiempo, porque no son más que frases hechas bien mezcladas, armonizadas con el ritmo musical de la gran industria cultural publicitaria que cada día produce en masa lo que gusta al cliente, lo que vende y genera divisas en la radio, la televisión y la multimedia.

Y a veces pareciera que escribir poesía resulta de un acto de pensar tonterías. ¡Cuán perdidos nos podríamos hallar de no conocer a los verdaderos poetas!
        
¿Y qué es la poesía?
Eugenio Montejo la describía como una deidad que nada pide, ni si quiera palabras. Pero quizá esa definición solo pueda entenderse a través de la misma poesía y, como se dijo al principio, es un lenguaje que pocos entienden.

La teoría literaria enseña el lenguaje metafórico, una de las principales armas de la literatura en general, pero también presenta dentro de esta gama el lenguaje poético que es una forma de escribir a partir de las metáforas y las figuras retóricas; repleto de significados polisémicos y que origina al arte de la poesía. Aquí precisamente podría encajar un concepto de poesía que no provenga del diccionario sino de la dicha de entenderla en su estado más puro, el pensamiento.

La poesía es imagen hecha palabra. Es poder imaginarse a través de esas palabras un cuadro con la escena del suceso. Representa la posibilidad de abstraerse de la realidad y creer en lo imposible, en lo probable, pero también de sentir todo aquello que el poeta dice si podemos ser sensibles ante la lectura de sus sentimientos

¿Cuántos estamos dispuestos a aceptar un pacto de creencia entre autor lector? De que sin importar si es falso o no, sentirlo como verdadero. Porque más allá del papel o del libro en sí, existen sentimientos con los cuales identificarse.

Hay quienes piensan que la poesía se basa solo en lindas palabras y que ésta es pura fantasía, tomando fantasía en el peor de los sentidos. Fantasía fútil que cualquiera podría producir si se sentara una tarde a cavilar.  A cuántos he escuchado decir que la poesía es mentira, inclusive la confunden con un delirio. Claro, es más fácil desdeñar de algo cuando no se entiende.

¿Qué sería de Garcilaso si resucitara en el siglo XXI? Al escuchar una canción o ver nuestros bailes pensaría que está en un burdel gigante. O quizá al ver las tabletas o los Blackberry y lo distantes que somos gracias a la tecnología, no hallaría mucha diferencia entre la ausencia y la presencia. Pero no es esta la materia que trataré, para este caso baste saber que para entender la poesía hay que leer poesía, pero la verdadera.

La poesía garcilasiana está empapada de Renacimiento no solo por el simple hecho de originarse durante el siglo XVI sino porque una de sus características principales es que toma al hombre como el centro del universo. No veremos a un Garcilaso preocupado por el destino de su alma después de la muerte, como sucedía en la edad media con la mayoría de los escritores. Lo religioso pasa a segundo plano y el hombre empieza a razonar sobre sus acciones, comienza a buscar en los orígenes de la antigüedad y de los griegos sobre todo

Continúa en la próxima entrega…

Bibliografía:

-       Historia de la literatura española Tomo II. Obra dirigida por Jean Canavaggio, Ariel 1993.
-       Lengua y literatura. Raul Peña Hurtado y Luis Rafael Yepez 1988. Editorial Escolar (Discolar)
-       Garcilaso de la Vega, Obra completa. Edición de Guillermo Suazo Pascual. Editorial Edaf.2004.

Notas


[i] Es lo que se resgistra en la edición de Obras completas de Garcilaso de la Vega publicada por la editorial Edaf, de la mano de Guillermo Suazo. Edición de 2004

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