lunes, 29 de abril de 2013

Comentario Literario: Buen amor, Loco amor: Bien y Mal son (Parte II)

Por: Elseny Martínez
Literatura/@elsenyelisel 



Libro de Buen Amor, fuente de imagen: seronoser.free.fr 

En la primera parte de este comentario sobre el Libro de Buen Amor, publicada la semana pasada, hice una introducción para entender un poco las particularidades de la Edad Media, que fue la época en la que se escribió el libro comentado. 

Luego, con el antetítulo  Las dos caras del Libro de Buen amor, indiqué las características resaltantes de su historia y personajes.  

Hoy quiero, con esta entrada, continuar comentando la técnica y la manera de estructurar las ideas del escritor de la publicación, Juan Ruiz. Comencemos.  





¿A qué apela Juan Ruiz?


Las fábulas fue el modo típico de enseñanza de los griegos, las usaban para sensibilizar al ser humano, para hacer que reflexionará sobre sus acciones. El arcipreste tomó este modelo que presenta la estructura de relato-moraleja, este uso permite la difusión del saber popular. Cientos de refranes existen entre los 1718 versos que completan la obra. La sabiduría popular se evidencia en los consejos sobre el bien y el mal, sentencias cortas que van directo al grano:


“Fue la dueña guardada cuanto su madre pudo;
yo no la podía ver así, tan a menudo;
muy presto yerra el hombre que no es agudo
o piensa bien lo que hables o hazte el mudo” 

Verso 922 del Libro de Buen amor.

Como podemos ver, la parte subrayada es un refrán que no necesita mayor explicación.

Los ancianos suelen hablar de esa forma, ¿quién no ha escuchado a su abuelo decir que más sabe el diablo por viejo que por diablo?, al oír y reflexionar un poco se consigue el significado, eso perseguía el arcipreste a través de las fábulas y la sabiduría popular.

Todo ese conocimiento adquirido en los libros, de la manera con él lo aprendió, era muy difícil de comprender para el vulgo. La genialidad de este escritor está en la forma de estructurar su obra, de expresarse con versos imitando al juglar pero llevando un mensaje bien planificado, producto del intelecto

Este libro es un juego entre Dios y el diablo donde el arcipreste funge como arbitro y se escuda en la sabiduría de los filósofos griegos para acallar la sospecha de un posible fraude. También sirve de peón en la tabla de ajedrez porque se escarnece a sí mismo. O quizá, esa forma de evidenciarse no solo sea su reflejo si no el de todo un colectivo que guarda las apariencias ante los feligreses pero bajo los hábitos se enciende una llama incontrolable.

Me recuerda a La ciudad de los herejes, una novela del argentino Federico Andházi, donde los clérigos desataron sus pasiones dentro de un monasterio y luego escaparon llevándose consigo a las monjas del convento vesino. Cuando estuvieron fuera, muy lejos de esos muros, alejados de del ojo escrutador del abat y a la abadesa, hubo una especie orgía en pleno bosque. Muchos de ellos solo habían fornicado con sus congéneres, no por gusto sino por necesidad. 

Hasta esa noche se consideraron vírgenes porque nunca habían compartido la intimidad con el sexo opuesto. O también, la novela Justine o los infortunios de la virtud, escrita por el polémico Marqués de Sade, donde la protagonista luchó contra viento y marea por conservarse virgen pero las circunstancias del destino hicieron que se entregara a la fuerza a unos clérigos que la mantuvieron secuestrada muchos años, para practicar la lascivia.

Sexteto de la vida o la condena


El escritor acude a la conciencia humana para hacer mella y llamar a la obediencia. En el prologo menciona cuerpo, alma, voluntad, memoria, entendimiento y flaqueza. Pero, ¿cómo brega cada uno eligiendo entre el bien y el mal cuando cada elemento participa en la determinación de hacer o no tal cosa?

Según mi nada docto entender estos elementos conviven dentro del cuerpo. Pero el cuerpo tiene piel y percibe a través de los sentidos que reaccionan ante un estímulo. El cerebro maneja maneja las facultades conscientes de la inteligencia y el entendimiento, puede aceptar o rechazar. Controla la voluntad y la ordena al punto de rehuir o admitir comportamientos. 

La memoria también desempeña un papel importante porque recuerda casi todo tipo de directrices que registran normas para el comportamiento; no obstante, la memoria puede convertirse en una espada de doble filo porque así como recuerda el dogma, tampoco olvida las delicias del loco amor del mundo. Puede usarse en pro o contra dependiendo de la voluntad.

Volviendo al sexteto planteado por el arcipreste, El DRAE 2001 define  el entendimiento como la potencia del alma en virtud de la cual concibe las cosas, las juzga e induce y deduce otras de las que ya conoce. Razón humana., pues. Por otro lado, conceptúa el alma como el principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida. Aunque cada una de estas partes tengan un nombre propio se mezclan e influyen en la actitud humana. Pero no perdamos el norte, para las religiones medievales de Europa, el alma es un ente espiritual incorpóreo e inmortal que poseen los seres humanos, la vida del cuerpo.

Otra vez nos encontramos con la duplicidad, porque un alma sin cuerpo no existe dentro del plano físico y un cuerpo sin alma es materia inerte propensa a la putrefacción. Cuando el alma ocupa un cuerpo se expone a sentir deseos humanos; deseos contra los cuales la iglesia medieval ha orquestado una maquinaria depuradora llamada Santa Inquisición o tribunal del santo oficio, un monstruo concebido para erradicar el pecado del mundo, sobre todo aquellos relacionados con el amor cortés y el sexo.

Ahora bien, ¿qué sentimiento puede ser más humano que la flaqueza? Mucha veces el ser humano sabe que sus acciones son mal vistas pero aún así las ejecuta, conoce las consecuencias de sus actos pero igual se deja arrastrar  por las tentaciones prohibidas accediendo así a las delicias del placer.      

Precisamente está ahí la recompensa del cristianismo porque si resiste al pecado, Dios premiará el esfuerzo concediendo la salvación del alma. Ya me imagino como serían esas batallas internas entre quienes realmente amaban a Jesús. Eso por una parte.

Por otro lado está el miedo a ser descubierto obrando para satán y lo consideraran hereje, lo que desembocaría en una tortura espantosa, escarnio público, la deshonra y, como si fuera poco, la perdida definitiva del alma. Con motivos así no es extraño que algunos reprimieran el deseo de la carne.

Buen amor y loco amor, más allá de parecer caminos opuestos, son los extremos de una cuerda sobre la que intentó caminar el medievo  como equilibrista, intentando no resbalar y caer en el vacío; son un reflejo de la vida humana.    


Fuentes consultadas:

-Arcipreste de Hita, Libro de Buen amor. Versión de Enrique Hoyos. Editorial Panamericana.

-  Suarez Fernández, Luis. Manual de Historia Universal Tomo III (Edad media). Editorial Espasa Calpe 1958.

-       Diccionario de la Real academia española, año 2001.

-       DE Riquer, Martín y Valverde José María. Historia de la literatura Universal Tomo III ( Literaturas de transmisión escrita) año 1984. Editorial Planeta.

-          Grimberg, Carl. Historia Universal Tomo XIII Época ojival. Editorial Bohemia 1967.

-       Canavaggio, Jean. Historia de la literatura española,1: Edad Media. Editorial Ariel año 1994. 


Comparte... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario