martes, 18 de junio de 2013

Comentario Literario: Garcilaso de la Vega, el triste príncipe de los poetas (Parte II)

Por: Elseny Martínez
Literatura/@elsenyelisel

La poesía garcilasiana está empapada de Renacimiento no solo por el simple hecho de originarse durante el siglo XVI sino porque una de sus características principales es que toma al hombre como el centro de el universo. No veremos a un Garcilaso preocupado por el destino de su alma después de la muerte, como sucedía en la edad media con la mayoría de los escritores. Lo religioso pasa a segundo plano y el hombre empieza a razonar sobre sus acciones, comienza a buscar en los orígenes de la antigüedad y de los griegos sobre todo.


Otro de los rasgos, quizá el más imperante en nuestro poeta, es la admiración de la mujer y el amor que aparecen idealizados como la divinidad, así lo afirman Hurtado y Yepez, esto pertenece al amor cortés, una relación prohibida donde el amante se desvivía por complacer a la dama, que estaba casada con otro. Y que era enaltecida por el primero como una mujer bella, sublime e inteligente capaz de arrastrarlo con solo una mirada.

También sigue el modelo de la poesía italiana como la de Petrarca y Sannazaro.

“¡Oh dulces prendas por mí mal halladas,
Dulces y alegres cuando Dios quería,
Juntas estáis en la memoria mía
Y con ella en mi mente conjuradas!” Soneto X de Garcilaso

“Oh día, y hora, y ultimo momento
Oh estrellas conjuradas para hundirme”  Verso de Petrarca

Los críticos relacionan estos versos y afirman que el poeta español  fue influido por el italiano Petrarca. De igual forma, Garcilaso toma a la naturaleza y la constituye en uno de sus motivos de inspiración e idealización, siguiendo a Hurtado y Yepez (1988). En el soneto XXIV menciona al Tajo, por poner un ejemplo.

En Garcilaso se puede notar la búsqueda de lo griego, lo mitológico. No solo lo observamos en el soneto XIII donde sin necesidad de relatar la historia del mito de Dafne y Apolo, el poeta dibuja la transformación de la ninfa en laurel mientras Febo llora porque ya no podrá poseerla. También menciona en otro soneto a Ícaro y Dédalo.

El aspecto más influyente en el poeta fue su amor por Isabel Freire, el romance que tuvo fue la musa inspiradora de casi todo el contenido emocional de su poesía. Según Hurtado y Yepez, las quejas de Salicio y las añoranzas de Nemoroso son el reflejo de un amor no correspondido. Difiero en la última parte. Prohibido sí, por el estatus de casada de la dama; pero, no correspondido, me resisto a creerlo. Si así fuera, Isabel no habría admitido tener un hijo en común con el poeta, ni éste lo hubieses nombrado en su testamento. Garcilaso era ante todo un caballero, jamás habría puesto en evidencia a su amada.

Por otro lado, más allá de las características renacentistas que distinguen la poética de Garcilaso, están por sobre todas las cosas los temas humanos. Esa preocupación por el amor, la muerte, el dolor de la separación y la desesperación que produce la desesperanza, el deseo frustrado que mantiene viva la ilusión pero que al mismo tiempo lo sumerge en el sufrimiento. Sabe que no podrá gritar su amor pero aún así sigue sometido a un dolor que lo mantiene vivo y lo mata poco a poco.

Precisamente es lo que convierte al poeta en otro mortal. ¿Quién no ha querido amar y que lo amen intensamente? Y además, ¿Quién alguna vez no ha querido gritar que ama cuando el corazón empeñado late fuerte por el ser amado? Pero ciertos amores a veces se tornan imposibles por alguna circunstancia. Sin embargo, ¿quién puede mandar al corazón a desenamorarse? ¿Acaso no es él mismo quien maneja las riendas de Don amor, un caballo desbocado? Entonces lo imposible se torna con matices de esperanza,  nos lleva por tortuosos caminos y lo imposible parece posible aún cuando se sufre por el ser amado. Desquiciada el alma toma la vereda sin importar nada, cuando Don Amor es verdadero la razón es destronada.

La diferencia entre Garcilaso y el resto de los mortales es la manera de expresar sus sentimientos a través de la poesía. Me pregunto cuántas mujeres se sentirían alagadas si su pareja les dedicara un poema como el soneto V de Garcilaso.

Pero la poesía no es muy popular estos días.

El príncipe de los poetas fue un alma triste, desgarrada por el sufrimiento provocado por la imposibilidad de realizar su amor. A medida de que se leen los 40 sonetos se puede captar que el poeta pasó por todas las etapas del amor y cada una la plasmó en sus versos. 

Existe una lamentación continua producto del amor y deseo reprimido. Se llevarían muchas cuartillas analizando los sonetos, y seguramente descubriríamos la maravillosa pluma a partir del uso de un lenguaje poético mágico escrito según la naturaleza del genio. Pero aquí tomaremos el soneto XXV porque es el desgarramiento de un dolor profundo provocado por la desaparición física de la amada. 

“¡Oh hado secutivo en mis dolores,
Como sentí tus leyes rigurosas!
Cortaste el árbol con manos dañosas
Y esparciste por tierra fruta y flores
En poco espacio yacen mis amores
Y toda la esperanza de mis cosas
Tornados en cenizas desdeñosas
Y sordas a mis quejas y clamores
Las lágrimas, que en esta sepultura
 se vierten hoy y se vertieron, recibe,
 aunque sin fruto allá te sean,
hasta que aquella eterna noche oscura
me cierre aquestos ojos que te vieron
dejándote con otros que te vean.

He aquí un gran tema de la literatura: la muerte. ¿Cómo reacciona el poeta ante el fallecimiento de su amor? Cualquiera de nosotros habría escrito que estaba muy triste y pesaroso porque la mujer amada se fue y no volverá. Pero para un poeta esas palabras serían insustanciales, vacías. Demasiado elementales para representar el profundo dolor por la pérdida.

Él compara a su dama con las frutas y las flores, ambos términos representan la vida, pero también dice que ahora ocupan un espacio tan pequeño en esa tumba y que a la muerte no le servirá de nada llevarse esos frutos y esas flores porque en la extinción está la nada y él solo espera el día de expirar para que otros vean a la muerte a través de su propio fallecimiento.

El triste príncipe de los poetas es un alma sufrida que se lamenta por un amor imposible, y a través de su poesía no solo muestra la genialidad de su don sino que aún después de la muerte el amor puede seguir vivo e intacto, el verdadero amor.

Bibliografía:

-       Historia de la literatura española Tomo II. Obra dirigida por Jean Canavaggio, Ariel 1993.
-       Lengua y literatura. Raul Peña Hurtado y Luis Rafael Yepez 1988. Editorial Escolar (Discolar)
-       Garcilaso de la Vega, Obra completa. Edición de Guillermo Suazo Pascual. Editorial Edaf.2004.

Notas





[i] Es lo que se registra en la edición de Obras completas de Garcilaso de la Vega publicada por la editorial Edaf, de la mano de Guillermo Suazo. Edición de 2004

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