Por: Isabel
Andara
Artículos-Multimedia/@andara12
Carlos Oteyza, director del documental venezolano Mayami Nuestro |
Producido en
el año 1981, el documental, Mayami Nuestro, denuncia, en 34 minutos, la
conducta de la sociedad venezolana, durante la bonanza económica, producto de
la riqueza petrolera de finales de los años 70´ y comienzo de los 80´, en
Venezuela.
Este documental fue realizado
por el historiador y cineasta venezolano Carlos Oteyza, quien también ha dirigido producciones como Cua (1978), Chuao (1979), Santa Elena de Uairen
(1980), La isla (1983) y el largometraje El escándalo (1987).
Oteyza se ha
caracterizado por siempre “dar que pensar” en sus realizaciones, además de
imprimirles reflexiones históricas. “Los films de Oteyza son siempre dialógicos, debates didácticos despojados de retórica
(...). Lecciones contundentes de historia visualizadas con claridad,
¡historia de los pueblos de Venezuela!” (Trigo y Vilda 1983:209)
Estos autores también
destacan: “Los cinco títulos corresponden a cinco lugares geográficos, cada uno
de ellos signo y símbolo de una connotación muy concreta y significativa para
Venezuela (…) realizan una acercamiento
a la lejanía histórica y cultural desde la perspectiva presente”.
Mayami Nuestro no fue la excepción, pues si
bien es considerada una película que trata
y denuncia un temática social de la sociedad, en la cual es precisamente
esta la protagonista de la historia por ser la que tuvo la oportunidad de vivir
ese momento histórico. A finales de
los años 70´, Venezuela vivía una época de bienestar económico, producto del
aumento de los precios del petróleo. Los dólares se vendían a Bs.
4,30, mucho más baratos al valor real, razón por la que los venezolanos (clase
media) tenían la posibilidad de viajar a los Estados Unidos cada fin de semana
y regresar con maletas y maletas de cosas. En este sentido, Carlos Aznárez
dice: “El boom petrolero – la Venezuela Saudita, como era llamada entonces –
facilita las cosas, sobran dólares para repartir a quienes pongan cara de
buenos y pacíficos muchachos”
El director, entonces, para
retratar este escenario en su trabajo documental, les dio más cabida a los
norteamericanos que a los propios venezolanos, pues creo que su intención era exponer y resaltar la
conducta despilfarradora de los venezolanos, a través de las opiniones y
declaraciones de comerciantes, banqueros y profesores estadounidenses.
"Es un mediometraje que supo retratar muy bien a la clase media
de la Venezuela de los petrodólares, consumista y botarata", afirma
Luis Alberto Lamata, citado por Efraín Castillo, en el artículo: algunas
películas venezolanas que usted debe ver. El trabajo
resaltó tres aspectos de la conducta de los venezolanos en Miami: despilfarro
(compras y compras de ropa y artefactos de marcas prestigiosas), diversión
(viajes a Disney Word) e inversión (adquisición de los condominios y las casas
más caras en EE.UU).
Durante el mediometraje,
Oteyza presentó testimonios de los
comerciantes del centro de Miami, quienes afirmaban que el 80% de los
turistas que llagaban eran venezolanos, siendo esta una opinión compartida por
los banqueros e intelectuales, que aseguraban que “el mercado venezolano había hecho el centro de Miami”.
Igualmente, puedo decir que
Oteyza también quiso mostrar la manera cómo los estadounidenses veían a los
venezolanos. Derrochadores, consumistas
eran las características que percibían los “gringos” en los turistas
venezolanos. Es por eso que, como lo relata la película, los ministros,
banqueros y comerciantes, al observar esas conductas, les ofrecían traslado
gratis y miles de atenciones, que junto a las ofertas en casi todas las
mercancía, ayudaron a que los compradores venezolanos se reconocieran por decir
“ta´ barato, dame dos”. Sin embargo, ante todo esto,
el director también utilizó testimonios de los compradores venezolanos que
fueron al estado de Florida. En mi opinión, lo hacía como para de alguna manera sarcástica idiotizar o ridiculizar
sus actitudes. De la misma forma, intentaba hacerlo con las escenas que
mostró; venezolanos comprando y llevándose carros con maletas repletas de
mercancía obtenida en el centro, así como también afirmando que eran tantos
los venezolanos que iban allá que se reconocían y se saludaban en las
calles.
Me llamo la atención que uno
de los entrevistados en Disney Word dijera: “Esto es un recuerdo que a uno le
queda. Todo es perfecto, vinimos a gastar los bolívares qué más vamos a hacer”,
lo decía con tanta tranquila como si nunca se le fuera a acabar el dinero. Es importante resaltar, de la misma manera,
que las relaciones de nuestro país con los Estados Unidos, en ese tiempo,
funcionaban muy bien. Los venezolanos eran considerados como los
“reyes de midas”, adorados por los empresarios, banqueros y hasta por las
mujeres “gringas”, quienes anhelaban que los visitaran constantemente para
recibir todo su dinero.
Mientras tanto, en nuestro país la sociedad venezolana estaba divida.
La riqueza no era uniforme, por lo
tanto no todos podían viajar. Existían los pobres al extremo, los cuales vivían
marginados en los cerros y ciudades del interior de país, y los ricos de clase media que tenían acceso a
los petrodólares.
Creo que la clase media en esa
época intentaban de uno u otro modo huir
del país, porque aquí la vida era muy cara. Muchos de estos “mayameros”, al regresar, revendían la mercancía que
traían, porque hasta eso era más barato que comprar en la Venezuela de ese
entonces.
Resultaba más económico, porque
el bolívar, frente al Dólar, la moneda fuerte y de referencia para ese tiempo,
estaba devaluado. Los grandes
empresarios y banqueros de la clase burguesa venezolana lo mantenían
sobrevaluado, es decir por debajo de su valor real, por lo que resultaba
mucho más económico y rentable comprar con dólares en el exterior.
Es por eso que esta clase
social aprovechaba el momento para hacer grandes inversiones en el estado de
Florida, sin embargo “La Venezuela
Saudita, duró solo algunos años, hasta que llegó el llamado “Viernes Negro”,
pues ya no se podía seguir manteniendo el bolívar a un valor que no era el
real.
Me parece buena la orientación
que le dio Oteyza a su trabajo, que de cierta manera criticara o evidenciara la
conducta egoísta de estos ciudadanos que siendo los únicos que tenían dinero y
que sabían la verdadera situación del país, no hicieran nada por arreglarlo o
mejorarlo. Pienso que con esa actitud
los mismos venezolanos estaban “desangrando” su propia nación.
Actualmente, en Venezuela la situación
económica con los petrodólares es parecida; se vende el barril de petróleo a
buen precio y hay bonanza petrolera, pero la gran diferencia que existe con
aquel tiempo, es que el país ha cambiado sus socios comerciales. Ahora hacemos negocios con China, Rusia o
Cuba
En fin, se puede decir que el
documental, Mayami Nuestro, es el
reflejo de la Venezuela de los años 80´, cargado con una dosis de reflexión
histórica que hay que ver.
Para ver el mediometraje:
Referencias
bibliográficas
-AZNÁDEZ, Carlos. (2000). Los sueños de Bolívar en la Venezuela de hoy. Txalaparta.
-TRIGO, VILDA. Pedro, Carmelo (1983). El cine de Carlos Oteyza, pasión
por la historia. Semanario Interdiocesano de Caracas.
-CASTILLO, Efraín. (2009). Algunas películas que usted debe ver. Revista Estampas, El Universal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario