Anorexia. Ilustración por: Jorge Balarezo, Creative Commons |
Gina pasaba la mayor parte de
su tiempo en la universidad y, entre clase y clase, descuidaba su alimentación.
Siempre inventaba una excusa para no comer. Evidentemente, tenía un problema…
Con el tiempo, sus amigos se
dieron cuenta de que Gina se había convertido en anoréxica, pues decía que le
daba miedo comer, que se iba a poner gorda, entre otras cosas. “Siempre que
me veo al espejo estoy más gorda”, era lo que repetía constantemente.
Cuando comenzó a desmayarse en
clases, asimiló su enfermedad pero, aunque estaba convencida de que quería
luchar, sola no podía; necesitaba la ayuda de un médico.
Entonces, apoyada por sus
familiares y amigos, Gina decidió visitar a un especialista para tratar su
padecimiento. Al principio, era un poco inconstante con los pasos que debía
seguir para su recuperación, hasta que, poco a poco, logró comer algunas
porciones de comida y su salud fue mejorando; aunque ingería puros alimentos
dietéticos y vegetales.
La joven cuenta que esta
enfermedad se originó un poco antes de empezar sus estudios universitarios; cuando
solo se la mantenía pensando en la estética de su imagen y en que quería
ser delgada como muchas de sus compañeras. Estos pensamientos se
convirtieron en una obsesión, a pesar de que no era obesa ni fea
físicamente. Pero gracias al tratamiento que recibió, y a los cuidados de sus
amigos y familiares logró aceptar su cuerpo y su imagen como algo único y
valioso.
Como Gina,
muchos podemos llegar a padecer algún tipo de enfermedad, debido a nuestra mala
alimentación. Pocas veces comemos a la hora adecuadas, siempre tenemos un
desorden con los horarios de las comidas y sino, no programamos un menú para la
semana, ingerimos más carbohidratos en un día de lo que normalmente requiere
nuestro organismo.
En el “corre corre” del día a
día, el estrés del trabajo y/o estudios, no asimilamos bien los alimentos, no
hacemos bien la digestión y cada vez la tasa de desnutrición u obesidad aumenta
en el país. En Maracaibo, los marabinos están acostumbrados a comer en el
desayuno: un pastelito con malta o refresco, en el almuerzo: arroz con pollo
frito y en la cena: una hamburguesa o cualquier otra comida menos saludable que
un jugo con arepa y lechuga.
Aunque la
alimentación cumple un papel muy importante en nuestra vida pocos le prestamos
atención y, mucho menos, consumimos una alimentación balanceada y
enriquecida. ¡Nuestro estómago también necesita cuidados!...
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